miércoles, 30 de junio de 2010

El jardín del inglés

Imagina que vas por la selva y tras el denso follaje descubres unas escaleras de caracol. Cuando las subes encuentras un piso lleno de columnas que no sostienen nada y al final de las escaleras. Nada, tan solo la vista de la selva donde sobresalen varias enormes flores... de piedra.

Este lugar tan surreal existe, se encuentra cerca de Xilitla, en la Huasteca Potosina, y no es obra de un caprichoso sueño, sino de Edward James, aristócrata, poeta, mecenas y soñador; que encontró en esta pequeño rincón mexicano el lugar donde crear su espectacular jardín surrealista.

El señor James nació en 1907 en el seno de una familia aristócrata inglesa muy adinerada. Así que después de estudiar en Eton y Oxford Edward decidió que no quería trabajar, sino dedicarse a fomentar el arte, en especial una nueva corriente que le fascinaba, el surrealismo. ¿Y por qué no?, tras la muerte de sus dos padres, con 22 años Edward heredó una inmensa fortuna.

Empezó creando su propia editorial que promocionaba a emergentes poetas ingleses, pero tras un matrimonio fallido con una bailarina decidió dedicarse más de lleno al mecenazgo artístico. De este modo se introduce de lleno en la escena del surrealismo internacional, adquiriendo una importante colección de arte, llegando a convertirse en mecenas de artistas como Magritte o Dalí (apareciendo incluso retratado en dos obras del belga: prohibida su reproducción y el placer del principio). Financió también la publicación de la revista francesa Minotauro, exponente literario de la corriente artística surrealista. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial se traslada a Nueva York donde destaca por su excentricidad y sus aires afeminados (explicados quizá por su bisexualidad) y posteriormente a Los Ángeles, atraído por una corriente hinduista.

Pero es en 1940 cuando tiene la grandilocuente idea de crear un jardín del Edén. Así pues parte rumbo a México en busca del lugar adecuado para instalar su proyecto. Después años de búsqueda conoce Xilitla, una pequeña población en el corazón de la Sierra Madre Oriental donde le habían comentado que las orquídeas crecían silvestres. Así pues James adquiere 40 hectáreas de bosque tropical y con la ayuda de su guía, Plutarco Gastelum, crea un jardín de orquídeas donde campan a sus anchas magníficas aves, reptiles y hasta algunos felinos.

Pero en 1964 una helada mata todas las orquídeas y James sumido en la tristeza decide crear un jardín de flores que nunca perezcan, un jardín de piedra y de cemento que trascienda al tiempo y a los elementos. Así pues emprende de la mano de Plutarco, quien es su brazo derecho, director de obra y cuya familia considera su propia familia, la construcción de una serie de estructuras y esculturas surrealistas inspiradas en la naturaleza. A esto dedicará el resto de su vida hasta que fallece a en 1984. Una obra permanentemente inacabada en la que deja volar su imaginación que cuenta con 36 estructuras de cemento principalmente que se camuflan en lo frondoso de la selva conectadas por laberínticos caminos que muchas veces no llevan a ninguna parte. 5 millones de dólares invertidos en un sueño que ahora se desvanece lentamente en el corazón de la selva ya que la humedad y la falta de cuidados están destruyendo poco a poco esta maravilla artística concebida por una mente que parecía no entender de convencionalismos artísticos. La mente de una persona que vivió por y para el arte.



Mikel

martes, 29 de junio de 2010

La mágica Huasteca

Aunque no es una región muy conocida, muchas personas que han viajado a la Huasteca Potosina nos dijeron que no debíamos perdernosla. Una de esas personas fue Guio, la cual tampoco la conocía pero había escuchado maravillas y tenía muchas ganas de ir, así que decidió acompañarnos. Además de disfrutar de su compañía, tuvimos la suerte de viajar en su coche gracias al cual pudimos descubrir mucho mejor esta región que no cuenta con un buen sistema de transporte público.

El primer día viajamos hasta Río Verde, una pequeña ciudad (o gran pueblo) que se encuentra a las puertas de la Huasteca. Antes de ir a casa de Saúl (nuestro anfitrión CS), fuimos a conocer la laguna de la Media Luna, sobre la cual habíamos escuchado en nuestra estancia en San Luis Potosí. La verdad es que nos sorprendió, primero por el color gris azulado pero a la vez cristalino de sus aguas, pero sobre todo cuando buceamos y comprobamos la belleza de su interior, ya que existía una especie de bosque encantado con algún árbol petrificado y cientos de plantas acuáticas que desaparecían en la oscuridad de un inmenso y profundo abismo del que brota el agua que alimenta esta laguna.

Cansados del viaje y del buceo, llegamos a casa de Saúl que vive con su agradable familia. Guiomar tuvo sus momentos de nervios y dudas en los momentos previos a su primera experiencia Couch Surfing y Saúl se reía asegurando que era la primera viajera que hospedaba con maleta de ruedas. Nos fuimos a cenar juntos y charlamos largo y tendido sobre el Couch Surfing (él es ya un veterano) y sobre todo sobre la Huasteca, de la cual está enamorado y sobre la que nos dio muy buenas y útiles recomendaciones.

A la mañana siguiente, temprano y después de aprovisionarnos de víveres para nuestros días de acampada, emprendimos rumbo a Tamasopo, nuestro primer destino de la Huasteca. Ya en pleno paraje selvático que caracteriza a esta región, primero disfrutamos unas horas de unas pequeñas cascadas y pozas y después nos fuimos al espectacular “Puente de Dios” que tras una empinada bajada entre la maleza se descubre con el intenso color azul de sus aguas. Se trata de un recodo del río Tamasopo en el que varias caidas de agua confluyen en una preciosa poza que además conecta con una gruta donde el agua parece iluminarse y que vuelve a brotar al otro lado de este puente natural sobre el río. Allí disfrutamos saltando de las rocas, luchando contra la fuerte corriente y exploramos diversos escondites que encontramos en este lugar. Un lugar donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor.

Por la tarde nos fuimos a un minúsculo pueblo llamado Tanchachín, desde el que al día siguiente teníamos previsto ir a conocer la casacada de Tamul. Allí preguntando por un lugar donde acampar conocimos a Temo, un pescador, cortador de caña, agricultor, guía turístico y botánico que nos mostró el camino y con el que quedamos en navegar al día siguiente hasta la cascada. Así que esa noche montamos la tienda junto al río, con cuidado de que los numerosos caballos que por allí pacían no nos pisoteasen en sus numerosas galopadas. Hicimos una hoguera y Temo nos trajo unas mazorcas de maíz bien tiernas que nos supieron a gloria. Aunque hay que reconocer que de camping y tras horas de elaboración a fuego más que lento, todo sabe más rico.

Al día siguiente nos fuimos de excursión a las cascadas con Temo y su sobrino Payaca, quien realmente es el guía turístico y dueño de la lanchita que nos llevó. Pensando que sería un plácido paseo, Temo nos entregó un remo a cada uno y empezó una larga travesía río arriba con un calor y humedad horribles durante más de una hora. Pero mereció la pena disfrutar de la naturaleza que rodea el río sin el molesto sonido de un motor y tras un recodo encontrarnos majestuosa a la cascada de Tamul, de más de 100m de altura y que levanta un brutal estruendo. Pensamos que todo se quedaría en una buena ojeada a las cascadas desde una distancia prudente y un bañito en el río, pero Payaca, que parecía disfrutar de lo lindo saltando de las rocas aledañas, nos animó a seguirle por las rocas de una orilla hasta un costado de la cascada. Allí la nube de vapor era constante y el sonido ensordecedor. Ya nos parecía increíble la experiencia cuando Payaca saltó al río y nos invitó a hacer lo mismo. Un poco temerosos le seguimos ya que la corriente era muy fuerte y el agua caía con gran violencia a pocos metros. Luego, con grandísimo esfuerzo, agarrándonos como podíamos de las paredes del cañón, nadamos hasta situarnos justo en frente del centro de la caída encima de una pequeña roca que sobresalía del agua. Allí el viento que levantaba la cascada cayendo en el cañón era fortísimo, el agua parecía ascender como si fuese humo impidiendo ver con claridad y el estruendo nos hacia tener que hablar a gritos para entendernos. Un lugar apocalíptico pero a la vez de esplendorosa belleza. Una de las cosas más espectaculares que hemos hecho nunca.

De regreso en la barca nos dimos cuenta de la suerte que habíamos tenido con un guía como Payaca ya que el resto de los lancheros tan sólo se acercaban a la cascada. Pero nuestro lanchero, debido a su juventud y lo que disfrutaba nos llevó a disfrutar de la cascada de una manera mucho más extrema e insólita. De regreso pudimos navegar parte del río flotando con nuestros chalecos he hicimos una parada en la Cueva del Agua, una cueva de aguas azuladas de la que brota un manantial. Un lugar muy mágico que tuvimos la suerte de disfrutar solos ya que los fines de semana suele estar abarrotado.

Después de 5 horas remando, nadando a contra corriente y de escalar por las paredes de roca; llegamos al pueblo muertos de hambre. Así que sin mucho miramiento nos fuimos a una casa de comidas donde pedimos un plato de acamaya, un camarón gigante de río del que nos habían hablado y que teníamos muchas ganas de degustar. Y delicioso estaba, aunque luego se nos indigestó un poco al ver la cuenta. Y reaprendimos la lección olvidada de siempre preguntar el precio antes de pedir en un restaurante, por muy barato que parezca.

Así, con la panza llena nos volvimos a subir en el coche a nuestro siguiente destino, que debido a la hora que era tuvo que ser Xilitla. Allí llegamos después de un precioso viaje que duró más de lo previsto debido a un terrible aguacero que nos agarró subiendo la sierra. Pero finalmente llegamos al hostal el Caracol, un lugar lleno de energía, construido de manera sostenible y que está lleno de dibujos y esculturas surrealistas entre una vegetación exuberante.

Allí pasamos la noche durmiendo en un tipi indio que nos supo a gloria aunque las ranas se pasasen de fiesta toda la noche junto a nuestra casita. Cuando nos levantamos nos fuimos a los jardines de Edward James, que se encuentran justo enfrente. En este mágico jardín, homenaje al surrealismo, nos perdimos paseando por sus múltiples senderos entre orquídeas y cienpiés. Y cuando ya estábamos empapados de sudor de tanto caminar por la ladera donde se encuentra este selvático jardín, nos fuimos a dar un bañito a las pozas que también se encuentran en los jardines de este difunto mecenas inglés.

Refrescados por el bañito nos fuimos al pueblo de Xilitla a comer un rico sacahuil, un plato típico de esta zona a base de maíz y chile cocido durante horas en una cesta de hojas de una planta autóctona. De Xilitla volvimos sobre nuestros pasos a Aquismón, desde donde se asciende a la comundidad de las Golondrinas, donde se encuentra el Sótano de las Golondrinas. Este inmenso hoyo en medio de la montaña alberga el hogar de miles de vencejos y de cotorras que cada mañana salen en bandada a buscar alimento y cada tarde regresan con gran estruendo. Considerada una de las siete maravillas de México, esta gruta vertical tiene más de 370 metros de profundidad y hasta los años setenta no fue explorada. Para llegar a ella no es tarea fácil. Aunque existen todoterrenos que te suben hasta esta comunidad, son muy caros y alguien nos dijo que era posible subir con tu propio coche. Lo que no nos dijeron es que la carretera es de terracería, con inmensos hoyos y piedras que convirtieron el ascenso en una odisea con Mikel al volante ya que Guiomar estaba extremadamente nerviosa sufriendo por su coche, durante la que Paloma y Guio tuvieron que bajarse del coche varias veces para aligerar peso. Una ascensión a un ritmo tal que hasta unas señoras andando nos adelantaron. Ya en la apartada comunidad indígena (de la etnia Teneék o Huastecos) tuvimos que descender 400 metros por un sendero con todo el equipo de acampada hasta el Sötano, junto al que nos quedaríamos a acampar. A eso de las 7 de la tarde empezaron a llegar las mayores bandadas de vencejos que para poder descender en la gruta venciendo las corrientes de aire caliente que ascienden tienen que entrar en picado haciendo mucho ruido al cortar el aire a toda velocidad. Una lluvia torrencial de veloces pájaros que parece que van a impactar sobre ti. Por la mañana a las ¡4:30 de la mañana! nos despertaron los primeros grupos de turistas que venían a ver la salida de las aves. Un espectáculo que no empezó hasta algunas horas después cuando comenzó de nuevo el graznido de los pájaros y su revoloteo en círculos para salir de nuevo en busca de alimento. A nosotros, al igual que muchas de estas aves que en el mismo día recorren cientos de km hasta llegar al mar y regresar, también nos esperaba una larga jornada en el coche hasta Querétaro, ya el último destino de nuestro viaje con Guio. Y la verdad que se hizo más pesado de lo que pensábamos, ya que debíamos atravesar la Sierra Gorda Queretana, descubriendo el porqué de su nombre, ya que nos tomó más de cinco horas y 7por lo menos 86492 curvas atravesarla. Para más “diversión”, pinchamos una rueda y Mikel se puso medio malo, sobre todo porque le tocó a él conducir la parte más tediosa. Al menos paramos varias veces para visitar algunas de las numerosas misiones franciscanas que pueblan esta sierra.

Finalmente llegamos a casa de Alex (CS) con Mikel medio enfermo con fiebre. Nos encantó su pequeña casa-museo llena de curiosidades científicas con las que algún día montará un pequeño museo de ciencia asequible a todo el público. Este es el sueño de este pintor que llevó a cenar a Guio y a Palo (Mikel deliraba en la cama) a un bullicioso mercado donde probar la especialidades de la región. Alex está recopilando objetos para su futura exposición así que todo aquel que tenga algún cachivache de carácter científico-didáctico olvidado en el armario, será bien recibido en su casa (modelos para armar, fósiles, libros, aparatos y muñecos). Si queréis contactar con él lo podéis hacer a través de su blog.

Con un desayuno protagonizado por el zumo recién exprimido sus propio naranjo( quien pudiera) nos despedimos de él y también de Guio, que nos dejó en la estación donde tomamos un autobús destino el gigante DF.

Palo y Mikel

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viernes, 25 de junio de 2010

Mi casa es tu casa

A quienes hayáis leído este blog os sonará el concepto de Couch Surfing (CS), ya que es nuestra principal herramienta para encontrar alojamiento desde que estamos viajando en México. Así que algo tan presente en nuestro viaje creemos que merece una explicación en este blog.

Couch Surfing es una red virtual de personas de todo el mundo que ofrecen y buscan el encuentro con otras personas a través del ofrecimiento del alojamiento o una mera quedada para conocer la ciudad o simplemente tomar un café. Sí, y todo sin que haya dinero de por medio.

Este proyecto nació en el año 2003 gracias a un estadounidense llamado Casey Fenton que lo ideó en 1999. Ese año, este estudiante sin muchos recursos encontró un billete de avión a Islandia muy barato, pero en vez de buscar hotel, envió un e-mail a 1500 direcciones de correo electrónico de la Universidad de Islandia solicitando alojamiento. Cincuenta personas le contestaron ofreciéndole un sitio donde quedarse.

Hoy en día existen ya casi dos millones de personas inscritas y 17000 nuev@s usuari@s se suman cada semana a este proyecto. Más de medio millón de personas ofrecen un alojamiento en 238 países diferentes (por poner un ejemplo, en Burundi hay 42 couch surfers) y hasta ahora, ha habido más de tres millones y medio de experiencias positivas registradas.

Es un proyecto que crece de manera exponencial en cuanto a miembros y calidad de los servicios. Convertida en una ONG, cuenta con miles de voluntari@s y unas cuantas personas contratadas que velan por el buen funcionamiento del sistema. Todo ello, financiado de manera totalmente voluntaria por sus miembros.

Porque esta comunidad va más allá de una simple web de contactos en la que cada uno pone sus datos. Cada miembro cuenta con un perfil muy detallado donde determinada información es confidencial, todas las experiencias pueden ser “evaluadas” por los participantes, existe un sistema de verificación de identidad e incluso cuenta con un sistema mediante el que puedes denunciar de manera anónima si alguien infringe los principios de este proyecto (pide dinero, busca citas...)

Muchas personas quedan escandalizadas al saber que muchas noches dormimos en casas de personas desconocidas (las ideas más descabelladas pasan por sus cabezas), pero nosotros desde un principio hemos querido apostar por esta idea que nos parece brillante. Casi una utopía hecha realidad en este mundo en el que parece que todo tiene un precio y en el que cada vez más un desconocido es un agresor en potencia en vez de un posible nuevo amigo. Y es que nos han lavado el cerebro para que ideas como esta nos parezcan una locura, pero si lo piensas tranquilamente(y sobre todo, si lo vives), es lo más natural del mundo. Algo de lo más humano.

Gracias al Couch Surfing no sólo nos hemos ahorrado dinero en alojamiento, sino que más importante, hemos conocido muchísimas personas maravillosas con las que hemos disfrutado muy buenos momentos. No hay nada como llegar a una ciudad y conocer a alguien de allá que te pueda recomendar donde ir, donde no ir, que merece la pena y que no. Llegar y tener un@ amig@ que te haga sentirte como en casa no tiene precio.

Nosotros ya hemos pasado el hogar de más de diez personas distintas: desde estudiantes universitarios hasta un jubilado de 63 años pasando por familias y profesionales solteros. Estas experiencias han sido como ventanas abiertas a diferentes realidades mexicanas, diferentes ideologías y clases sociales.

Algun@s llevan ya años viajando de este modo, otr@sprefieren viajar de la manera tradicional y tan sólo lo utilizan porque les gusta hospedar viajer@s de todo el mundo y sentir que su casa está más viva, pero tod@s tienen en común que les gusta sentirse parte de un proyecto tan bonito como este.

Nosotros seguiremos viajando de este modo, compartiendo con las personas que nos abren sus puertas gracias a esta idea que nos hecho tener un poco más de fe en la humanidad


Palo y Mikel

El tic tac

"Cada tic tac es un segundo de la vida que pasa, huye y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir. Que cada uno lo resuelva como pueda"
Frida Kahlo

martes, 22 de junio de 2010

Este lugar me suena...

Llegamos a Guadalajara y con ella volvieron días de tranquilidad en casa de Guiomar y Juan Carlos, aunque para ellos llegó la invasión a su salón. Fueron días de calma, de esos que en nuestro viaje son necesarios de vez en cuando, sin tener que preocuparse donde vas a dormir la próxima noche, a qué hora sale el siguiente bus hacia el siguiente destino o cuando es gratuito el museo de turno.

Pero todavía teníamos algunos planes pendientes que finalmente pudimos llevar a cabo. Uno de ellos fue ir al pueblo de Tequila y conocer algunas de sus destilerías además de disfrutar de la vista de los campos de agave azul (la planta de la cual se extrae esta bebida alcohólica), declarados patrimonio de la humanidad. Hasta hace unos años el tequila era considerada una bebida de muy baja categoría pero fue redescubierta por los mexicanos y por el mundo en general. El tequila solamente puede ser producido en el estado de Jalisco y algunos municipios aledaños ya que es una denominación de origen (aquel producido fuera de este territorio debe llamarse mezcal). Nosotros conocimos todo el proceso artesanal de destilación y las diversas variedades del tequila que hay en la preciosa hacienda de José Cuervo.

Otro de los planes pendientes era visitar el mercado de San Juan de Dios, que con sus tres plantas y sus numerosos patios es uno de los mercados cerrados más grandes de América. Un interminable laberinto donde encontrar desde una copia pirata de la última película de estreno, hasta unas botas de piel de serpiente talla bebé. Sin faltar la zona de puestos de comida, el mercado de flores o el de artesanía. Eso sí, nosotros descubrimos que hay de todo pero no encuentras nada porque basta buscar una capa de agua para que nadie te sepa decir dónde comprarla.

Pero si hay un hecho que nos dejó huella (en el caso de Palo literalmente) fue lo que hemos venido llamando ”El gran madrazo”, es decir el gran tortazo. Todo sucedió una bonita mañana de sábado en el Bosque de la Primavera donde muchos amantes de la bici de montaña se congregan para recorrer sus escarpados y según el criterio de Palo, suicidas senderos. Vestidos con nuestro modelito Indurain y animados por Juan Carlos, comenzamos la aventura que para Palo sólo duró cinco minutos ya que en la primera cuesta clavó la rueda delantera y cual mújer pájaro voló y aterrizó en su costado derecho. Tras eso llegaron las lágrimas y el no poder ni levantarse para volver al coche. Así que mientras Guiomar se quedaba con la lisiada, Mikel y Juan Carlos continuaron el camino disfrutando de lo lindo con unos espectaculares descensos. La historia acabó en el hospital con una amputación. Ah, no, al final no fue nada serio y se quedó en un gran moratón y un codo deforme.

Durante estos días también hubo otro hecho histórico ya que nos separamos durante más de dos horas por primera vez desde que empezamos nuestro viaje. Palo pasó una tarde entera en el sitio donde trabaja Sisi, una amiga de Guiomar, que es hipoterapeuta(terapia con caballos) y trabaja con niñ@s autistas en un centro donde las profesionales se entregan a su trabajo con pasión y los resultados son espectaculares.

Por último, una realidad que marcó nuestros días y de la que no se puede escapar durante estas semanas es el Mundial. Y aunque no somos muy futboleros la pasión que despiertan los partidos son toda una fiesta popular que no nos podíamos perder. Así que nos hicimos hinchas del Tri (la selección mexicana) y también seguimos a la Furia Roja (¿pero desde cuando Raúl no juega en la selección?).

Después de una semana en Guadalajara (y esta prometimos que sería la última) dijimos adiós a Juan Carlos pero no a Guiomar, ya que se animó a viajar con nosotros durante unos días a la Huasteca Potosina, nuestro seguiente destino.

Palo y Mikel

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domingo, 20 de junio de 2010

En un lugar de México, de cuyo nombre no quiero acordarme... ¡Ah, si! Se llamaba Guanajuato

En Guanajuato comenzamos con mal pie porque la persona que nos iba a hospedar (un amigo de un amigo de San Luis Potosí) nos dejó plantados. Después de miles de llamadas desde que llegamos hasta las once de la noche no hubo respuesta y fue entonces cuando decidimos buscar el hostal más barato para pasar la noche. Pero la verdad que la tarde no estuvo mal. Aunque estábamos cargando con nuestras mochilas, lo pasamos bien en la plaza del teatro en la que hay mucha vida y más si trata de un sábado por la tarde. Sonaban los mariachis mientras las estudiantinas vendían boletos para las callejoneadas y un clown hacía reír a un grupo de personas sentadas en las escaleras. Porque Guanajuato tiene mucho encanto ibérico. Además de ser considerada la capital cervantina de América (varias estatuas dedicadas a Cervantes o El Quijote decoran sus calles, existe un centro de estudios cervantinos y hasta cuenta con un festival de artes así llamado que dura un mes), está llena de tunas, que aquí se llaman estudiantinas. Así que los fines de semana las plazas se llenan de tunos con sus bandurrias, sus panderetas y sus calzas negras liderando las callejoneadas, recorridos por las calles de la ciudad a ritmo del “clavelitos” mientras se reparte bebida en los porroncillos que todos los participantes llevan. Pero no os creáis, porque en México beber alcohol en la calle está prohibido y lo que reparten son zumos y refrescos.

En Guanajuato abundan los hostales por ser ciudad universitaria. Y el que encontramos no estuvo mal porque tenía una azotea estupenda que nos hizo empezar bien el día siguiente con un desayuno al aire libre con unas preciosas vistas de la ciudad. Mientras acabábamos nuestro té, escuchamos el sonido de unos tambores y decidimos salir a descubrir de donde venían. Cual fue nuestra sorpresa cuando nos encontramos a decenas de guerreros aztecas danzando al son de los tambores por la calles. Se trataba de una especie de procesión religiosa que no entendimos muy bien ya que también había grupos de niños medio uniformados tocando la corneta. Una mezcla singular que resultó bien bonita sobre todo por los espectaculares trajes y tocados llenos de plumas y color que llevaban l@s guerrer@s bailarines.
Después de estos bailes nos fuimos a la casa donde creció Diego de Rivera ahora convertida en museo en la que exponen varias de sus obras, como un curioso desnudo de Frida Kahlo. Aunque Frida y Diego se nos reservan para el DF donde están sus mejores obras. Luego nos fuimos a descubrir los lugares más característicos de la ciudad, como el estrecho callejón del beso donde cuenta la leyenda que dos amantes furtivos se besaban desde sus balcones a espaldas de sus familias. También subimos al mirador donde se encuentra el monumento al Pípila, un héroe local de la independencia. Visitamos la catedral, y aprovechando que llovía a cántaros nos fuimos a la universidad donde vimos una película italiana ya que había un ciclo de cine.
Otro de los lugares que nos gustó aunque no pudimos conocer su interior fue el Teatro Juárez. Construido en la época del porfiriato, cuenta con un estilo neoclásico muy característico de los numerosos edificios que mandó construir este dictador obsesionado con la arquitectura francesa.
El último día antes de emprender el camino de regreso a Guadalajara, nos fuimos a la Bocamina de San Ramón aunque bien podría llamarse el timo de San Ramón. Se trata de una bonita finca privada destinada a celebraciones donde se encuentra una de las entradas de las minas de Guanajuato. Después de que Mikel pagase la cara entrada ( Palo se negó porque le olía a chamusquina) la bocamina resultó ser un pequeño agujero y el museo cuatro vitrinas polvorientas y tres fotos medio rotas.
Así acabó este pequeño viaje dentro de nuestro viaje para descubrir estas emblemáticas ciudades de lo que se aquí se conoce como el centro colonial. Todas parecidas pero distintas, cada una con su encanto. Regresamos con ganas a Guadalajara para descansar y prepararnos para nuestro siguiente destino, la Huasteca Potosina, que nos deparaba grandes sorpresas.

Palo y Mikel

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viernes, 18 de junio de 2010

San Miguel Circense

Con unas grandes ojeras y un intenso olor a humanidad llegamos de noche a San Miguel de Allende tras un largo día de viaje. La llegada fue maravillosa, y se cumplieron nuestras plegarias ya que cuando llegamos a casa de Jasmine (CS) nos esperaba una habitación que ni en sueños podíamos imaginarnos, una ducha calentita, y una enorme en la que poder descansar y recuperar fuerzas. Jasmine es una chica canadiense que lleva siete meses en San Miguel de Allende dedicada al circo y a la alfareria. Comparte su espectacular casa con otras dos chicas estadounidenses que forman parte de la gran comunidad de extranjeros que viven en esta pequeña y linda ciudad. Y es que hay que saber que aproximadamente uno de cada seis habitantes es de fuera (principalmente de EE.UU).

Tras haber descansado lo suficiente nos fuimos a conocer esta ciudad llena de vida y cultura. Un@ puede pasarse días enteros viendo galerías de arte, tiendas de artesanía, disfrutando espectáculos y conciertos en el teatro Ángela Peralta o en alguno de sus centros culturales o tomando café en una de sus pintorescas terrazas. Pero todo este espíritu bohemio a nosotros nos resultó un tanto prefabricado ya que es creado para (y muchas veces por) extranjer@s, lo cual por cierto se refleja en sus altos precios. Lo que es cierto es que merece la pena pasear por sus bonitas calles disfrutando de las casas y si alguna ventana o puerta abierta lo permite, echar un vistazo a los preciosos patios que tienen.

Por la tarde se levantó una gran tormenta así que corriendo regresamos a casa a recoger la colada. La tarde estuvo divertida ya que estuvimos de experimentos culinarios entre cervezas y risas con la compañía de nuestras anfitriones y de otro ´curioso viajero que también ”surfeaba” en el salón de esta casa. Después de varios intentos nuestra ”nouvelle cuisine” se convirtió en una cutre tortilla de patata que a tod@s gustó porque el hambre es el mejor chef, y más después de tres horas y medio cocinando.

Lo mejor de San Miguel de Allende llegó al día siguiente ya que nos fuimos al entrenamiento de circo de “Gravity works”, la compañía circense a la que pertenecen Jasmine y sus compañeras de casa. Aunque antes fuimos a desayunar a la casa de otra compa que nos iba a llevar en coche y en su mágica casa conocimos a sus preciosas hijas y a su nueva mascota. Nada más y nada menos que un buho de enormes ojos amarillos. Algo hacía presentir que iba a ser un día especial.

Y no nos confundimos, porque fue una mañana de las más divertidas desde que empezamos el viaje. Probamos telas, trapecios, aro y demás artilugios circenses que nos metieron el gusanillo en el cuerpo y esperamos alguna vez repetir. Aunque eso sí, habría que entrenar un poco más porque nos dejaron de recuerdo unas agujetas estupendas.

Y nuestra sorpresa fue cuando fuimos a visitar el taller de cerámica de la misma profesora de circo en la que también nuestra amiga Jasmine hace sus pinitos. Nisha (la maestra circense alfarera)y su marido tienen un próspero negocio en el que producen verdaderas obras de arte. Desde luego esta mujer nos dejó boquiabiertos. Fue una pena no podernos quedar más para meter las manos en la masa y seguir perfeccionando nuestras habilidades circenses.

Pero el tiempo se acabó tuvimos que marcharnos al último destino en nuestra ruta colonial: Guanajuato.

Palo y Mikel

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martes, 15 de junio de 2010

Crónica fotográfica de un accidente con final feliz

Mikel

P.D: Al final todo se quedó en un susto y un buen moratón así que nada de preocuparse

lunes, 14 de junio de 2010

¿¿¿Mande???

Siempre hemos pensado que tenemos mucha suerte de hablar el mismo idioma que mayor parte de los países latinoamericanos. Pero cuando cruzamos la frontera de México nos dimos cuenta de que dentro de un mismo idioma las cosas pueden ser muy diferentes. Sobre todo si uno se junta con gente joven que acostumbra a utilizar una jerga propia, y en México esta claro que les encanta jugar con el lenguaje.

Al principio no parábamos de preguntarnos quién era Simón, porque todo el mundo hablaba de él pero nosotros nunca conocimos a nadie por ese nombre. Hasta que nos dimos cuenta de que Simón significa “sí”. Y “naranjas” significa “no”. Y es que no hay reglas en esto de jugar con el lenguaje, tan pronto se abrevian las palabras(papá es pa) como se sustituyen por otras más largas.

Además, hay que tener cuidado con el lenguaje porque uno puede acabar soltando verdaderas burradas sin darse cuenta. Nunca nos habíamos parado a pensar cuantas veces y para cuantas cosas decimos “coger” hasta que aquí se convirtió en una palabra prohibida ya que en México, como en otros países latinoamericanos significa... bueno, creo que ya todos sabéis lo que significa.

Otra de las curiosidades es la cantidad de anglicismos que han incorporado al lenguaje, aunque ya en el norte es exagerado. En la lista de expresiones hay muchas palabras híbridas que son combinaciones del inglés y el español. Por ejemplo, el lonche es el almuerzo, mirar aquí es huachar, el camión se convirtió en la troca y además no se aparca, se parquea. No hacen pasteles sino pays y no trabajan sino que chambean.¿Y esto que tiene que ver con el inglés? Pues resulta que los mexicanos que llegaban a EE.UU para conseguir trabajo tenían que ir a la cámara de comercio (chamber of commerce) y de tanto ir a la “chamber” acabaron chambeando.

Muchos de estos pochismos son traídos por los emigrantes y chicanos (que son los que ya han nacido allí), entre los cuales existe una jerga que ya es un mundo aparte. Un spanglish digno de una academia de la lengua propia.

En México, al igual que en España, hay cambios de palabras y expresiones según la región en la que te encuentres. Cuando entendimos en qué momento utilizar la palabra “bofo” en San Luis Potosí y la quisimos utilizar en Guadalajara nadie nos entendió. Al final, con quienes nos entendemos mejor es con la gente mayor cuyo español no admite tantos cambios.

Pero hay determinadas cosas que siempre se nombrarán de manera distinta, sobre todo en la comida. Nadie te va a entender si pides una remolacha o un pimiento. Aquí se les conoce como betabel o chile, del que por cierto hay millones de variedades. Y si pides un limón, no esperes que te den algo amarillo porque aquí el limón es la lima y lo que llaman lima nosotros no lo hemos visto en España.

Ah! y cuidado con los insultos porque también pueden ser motivo de malentendidos. A la hermana de Mikel le costó una pelea conyugal el llamar a su marido idiota que aquí es un grave insulto, al igual que imbécil. En cambio, su marido no entendía porque Guiomar se enfadaba cuando la llamó necia. Y es que aquí necia significa cabezota, no ignorante o tonta.

Eso sí, Guio no se enfadó cuando Juan Carlos se refería a ella como su vieja, ya que sabía que aquí la vieja es la novia o la esposa y no la madre. Para los amigos se utilizan palabras que no conocíamos como carnal, cuate o bato.

Y a la madre se la llama madre. Pero es mencionada continuamente. Si algo te vale madre es que te importa un pimiento pero si está de poca madre es que te encanta. Si estás hasta el moño estás hasta la madre y puede ser porque todo sea un desmadre, es decir un desfase. Y ojo si te amenazan con madrearte porque no te van a mimar sino todo lo contrario. Mejor pásatelo a toda madre.

Y para despedirnos os dejamos con una Café Tacuba que aunque penseís que se trata de ruidos ininteligibles todo tiene significado. Eso sí, para un mexicano. Pachucos cholos y chundos, chinchinflas y malafachas, aca los chompiras rifan y bailan tibiritabara...




Palo y Mikel

P.D: Y de regalo una perla. El gentilicio del Aguascalientes es... hidrocálidos


sábado, 12 de junio de 2010

Catorce

San Luis Potosí es uno de los estados con más diversidad natural de México. Uno puede encontrarse desde zonas selváticas al este (la Huasteca Postosina) hasta desierto y zonas de altiplano en el norte. Nosotros, después de la ciudad, optamos por esta última zona.

Llegar a Real de Catorce no fue tarea fácil. No había autobuses directos desde San Luis Potosí así que hicimos escala en Matehuala. Después de recorrer durante km la carretera adoquinada más larga que jamás hayamos visto, de nuevo tuvimos que cambiar de autobús para atravesar el estrecho túnel que desmboca en este mágico pueblo.

Ahora considerado por algunos como un pueblo fantasma, hace mucho tiempo debía de rebosar de vida gracias a la floreciente industria minera. Los restos de una plaza de toros, una fábrica de acuñación de moneda y preciosas casas abandonadas ayudan a imaginarse un Real de Catorce lleno de vida. Aunque precisamente en estos vestigios de grandeza radica su encanto y singularidad. Encanto que es bien explotado por sus habitantes.

Nosotros nos dedicamos a pasear durante una tarde y una mañana descubriendo todos sus rincones puesto que no es bastante pequeño. Por la tarde decidimos bajar al desierto de Wirikuta. Entre Real de Catorce y Estación Catorce no hay más que 10 km de distancia por lo que cuando nos dijeron que tardaríamos una en llegar nos costó creerlo. El trayecto merece la pena. Subidos en el techo de un todoterreno Willys del 62 lleno de gente, bajamos por un camino de cabras bordeando un profundo cañón pasando por casas ubicadas en lugares que hacen que cueste trabajo pensar que haya gente que viva allí.

Pero finalmente llegamos sanos y salvos al desierto, un lugar donde la energía se respira en el ambiente. Porque hay que saber que este lugar es un lugar de peregrinación para los indígenas Wixárika, también conocidos como Huicholes. Cada octubre cientos de miembros de esta etnia emprenden una peregrinación de más de 400 km desde sus comunidades del norte de Jalisco hasta este desierto que consideran como sagrado por ser aquí donde nace el cactus del hikuri (o peyote como se le conoce habitualmente) al que consideran como una deidad y que utilizan para realizar sus rituales.

Nosotros nos alojamos en casa de Mocho, un conocido de un amigo de Paloma que es de allí. Un tipo un tanto místico con el que no llegamos a conectar del todo. En su casa, por la que pasa mucha gente, estuvimos un par de días, también en compañía de José, un amigo suyo que se está quedando allí por el momento hasta que vuelva a encontrar trabajo. Juntos disfrutamos de alguna charla y vimos la película Sangre por Sangre, una peli muy conocida aquí que narra la historia de varios chicanos (estadounidenses de origen mexicano) en Los Ángeles. Fue muy divertido porque el los chicanos hablan un castellano bien particular lleno de palabras y expresiones que no conocíamos y que nos resultaban bien chistosas. ¡Chale!.

Pero nosotros fuimos a Estación de Catorce para conocer el desierto, así que equipados con agua y provisiones nos perdimos durante horas por el desierto. Allí nos encontramos un montículo circular con varios cículos de piedra en el centro que sospechamos es donde los Wixárika realizan sus rituales. Pero nuestra excursión terminó pasada por agua porque nos pilló una gran tormenta a horas de camino del pueblo, así que llagamos totalmente empapados a casa donde desgraciadamente no nos esperaba un baño caliente (ni siquiera había ducha) ni ropa limpia (ya no nos quedaba).

Al día siguiente bien de madrugrada tomamos el autobús que nos llevaría a San Luís Potosí de nuevo para allí continuar nuestro viaje en San Miguel de Allende.

Palo y Mikel

P.D: Podéis ver más fotos aquí

jueves, 10 de junio de 2010

Más bonito que un San Luís y más valioso que un Potosí

Nuestra acogida en San Luis Potosí fue de lo más especial. Nada más llegar llamamos a Jose Juan (a partir de ahora CS va a significar que nuestro anfitrión lo hemos encontrado gracias al Couch Surfing) el cual nos dijo que venía a buscarnos con su madre. Caramba. Una familia entera recibiendo a viajeros del mundo, y a más de uno a la vez, porque cuando llegamos a la preciosa casa que tienen también estaba allí Ash, un australiano que encantado con ellos se había quedado una semana entera (curioso personaje que viajaba con una bolsa de plástico con sólo tres camisas, pero una súper cámara, ordenador y iPhone) La familia era para enamorarse. La madre, Cristina, una guatemalteca que se desvive por sus hijos al mismo tiempo que disfruta viéndolos viajar y madurar. Porque le han salido unos chiquillos bien precoces. José Juan se marchó hace 2 años, con 18 añitos a recorrer el este de Europa con una mochila y María, la pequeña, el año pasado, con 16 años decidió que quería cambiar de vida y se le ocurrió marcharse a la India a aprender yoga en un internado Sij. Ahora ha regresado a casa a pasar unos meses pero pronto regresará. El mayor es Manolo, el más tranquilito, aunque ya está pensando en irse a estudiar a España o Australia. Por último, el padre, llamado Manolo también, un tipo relajado y bohemio por lo que nos contaron que disfrutaba cuidando su jardín y su huerto con cuidadoso esmero.

Finalmente no pudimos quedarnos en esa casa (era el cumpleaños del padre y todos se iban a celebrarlo a un terreno en el campo) pero no tardaríamos en verlos ya que nos invitaron a pasar el domingo a su casa. Así que al final nos quedamos en casa de Iván, uno de los mejores amigos de José Juan con quien conectamos estupendamente. Esa noche salimos por la ciudad y nos fuimos a juntar un montón de gente,entre ellos todos los hermanos con sus respectivos amigos. Primero estuvimos en una cantina de esas de mala muerte donde el calor invitaba a no dejar de beber micheladas(cerveza con salsa inglesa). Luego fuimos a otro bar donde despedimos a Ash y a un amigo mexicano que agarraron el tren a las tres de la mañana destino a la Huasteca Potosina (nos referimos a viajar en un tren de carga al más puro estilo “espalda mojada”). Finalmente, acabamos en la fiesta de alguien que nadie parecía conocer y de la que nos marchamos a las cinco de la mañana porque éramos los únicos que quedábamos.

Al día siguiente, tras conseguir despegar los ojos, nos fuimos a conocer la ciudad con Ivan, que muy amablemente fue nuestro guía turístico. Paseamos por sus adoquinadas calles, vimos algunas de las numerosas iglesias y hasta visitamos una antigua cárcel convertida en un centro cultural. Una de las cosas más curiosas y que más nos gustó fue encontrar diferentes estatuas en honor a personajes entrañables que vivieron en la ciudad. Entrañables, pero no famosos en el sentido histórico, como Juan del Jarro, un borrachín con pinta de vagabundo muy querido en la ciudad y que tras su muerte se descubrió que era millonario o una señora que alimentaba a las palomas. Claro que sí. Nosotros reivindicamos una estatua a los punkis del Madrid Rock y al mítico Joaquín de Ciudad Universitaria.

El aplastante sol nos venció y nos fuimos a casa a descansar. Íbamos a dormir la siesta pero al final nos quedamos atrapados en una conversación con Iván sobre el cuerpo. Fue muy interesante conocer el punto de vista de alguien que considera el cuerpo como un lienzo donde experimentar todo tipo de modificaciones, desde tatuajes, cortes, implantes o lo que nos resultó más increíble, las suspensiones corporales (permanecer suspendido de la piel por ganchos durante unos minutos). Aunque opuesto a nuestros pareceres, no deja de tener razón cuando dice que el cuerpo va a acabar podrido, así que¿por qué no experimentar con él mientras estamos vivos? Fue un rico intercambio de pareceres que nos hizo a todos reflexionar.Por la noche la fiesta vino a casa. En la azotea disfrutamos de la música y de la compañía.

Al día siguiente era el día que José Juan y su familia nos habían invitado a su casa del campo ya que María (la hermana pequeña) organizaba un día de yoga, comida vegetariana y meditación. Nosotros preparamos un rico gazpacho ya que estaba prohibido el azúcar, el alcohol y la carne. Lo pasamos estupendamente sin parar jugar a todo tipo de cosas como el Khabati, un juego indio de lo más agresivo pero también divertido. Después de la sesión de yoga y una rica cena vegetariana terminamos bailando bhangra, el tradicional y divertidísimo baile de la región india del Punjab(podéis ver algún vídeo en flickr) y durmiendo al aire libre bajo las estrellas. Al día siguiente emprendíamos de nuevo camino destino el altiplano y desierto potosino. Esta vez la despedida costó más. En muy pocos días habíamos cogido mucho cariño a esta mágica familia y amigos que nos habían tratado tan bien. Pero así es la vida del que viaja, conociendo a mucha gente y también diciendo adiós muchas veces. Aunque esta vez esperamos volverles a ver.

Palo y Mikel


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