sábado, 20 de febrero de 2010

Una isla llamada Vieques

Vieques es una pequeña isla caribeña perteneciente a Puerto Rico. La Isla Nena, como también la llaman los lugareños se situa justo al este de la isla principal de Puerto Rico, a unos 10 km de ésta. La isla cuenta con una superficie de unos 135 km2 (lo que viene a suponer unos 13km de largo por 6km de ancho) y unos 9000 habitantes.
Hace ya miles de años los indígenas de esta zona del mundo, los indios Taínos, campaban por esta isla llena de exhuberante vegetación, pero como suele ser costumbre, no fue hasta la llegada de Colón en 1493 que empezamos a conocer con más detalle la historia de Vieques.
Vieques, de hecho, fue la segunda isla que decubrió, o mejor dicho, "redescubrió" el genovés tras Hispaniola. Por supuesto desde ese momento se convirtió en parte de la Corona Española, aunque sólo fuese de manera simbólica, puesto que la mayor riqueza natural de la isla de Puerto Rico hizo que los nuevos colonizadores no se detuvieran mucho tiempo en esta isla y se establecieran la Isla Grande, fundando San Juan, y aniquilando rápidamente a su población nativa
que no parecía muy dispuesta a ser subyugada. Vieques se convirtió en un refugio para los tainos que escaparon de las masacres en la Isla Grande, aunque pronto tuvieron que enfrentarse a los españoles en Vieques y la superioridad armamentística de éstos (entre los que destacaban el uso de feroces perros que a los que los nativos temían enormemente) hizo que fuesen rápidamente derrotados y desapareciesen hacia 1514.
Desde ese momento la isla se convirtió en un anárquico refugio de renegados, esclavos fugados, contrabandistas y maleantes; que convivian a su modo en un lugar de escaso interés para los poderosos gobernantes de la época.Durante las décadas siguientes la isla se convirtió en el objeto de nuemorosas disputas por su control entre las potencias coloniales de la zona (españoles, ingleses, holandeses y franceses). Su potencial estratégico y las ansias expansionistas de las potencias coloniales desembocaron en la construcción y destrucción de fortalezas (junto con sus respectivos colonos) en cuyas plazas ondeaba cada vez la bandera de una potencia europea distinta. Finalmente los españoles parece que consiguieron asegurar el control de la isla a mediados del siglo XVIII.

La isla retornó de nuevo a su antiguo estado de rebelde acracia hasta que un intrépido francés llamado Le Guillou, proveniente de la colonia francesa de Guadalupe, propuso un trato al gobernador de Puerto Rico. Él recobraría el control de la población de la isla para la Corona Española a cambio que se le otrogasen generosas concesiones de tierra
en la isla. Le Guillou había observado el lucrativo negocio de explotación de caña de azucar que estaba floreciendo en Haití y estaba determinado él también a enriquecerse de este modo. Así que regresó a Guadalupe donde reclutó una milicia de mercenarios de la peor calaña a los que armó hasta los dientes. Tras lo que supongo no fue precisamente un trato amistoso, consiguió someter a la población viequense y comenzar lo que se vendría a llamar la era del monocultivo de la caña en Vieques.
Muchas décadas pasaron desde entonces en lo que uno puede imaginarse como un transcurso histórico no muy diferente al de tantas otras islas caribeñas dedicadas al monocultivo de un producto tan codiciado por los paises occidentales.
Otro hecho interesante, pero que no creo que merezca la pena ser tratado en esta entrada por la poca significación que tuvo para esta isla fue el traspaso del control de la isla los Estados Unidos tras la derrota que sufrió España en Cuba y Filipinas en 1898. Puerto Rico fue parte del botín de guerra que el vencedor de esa guerra obtuvo.
Así volvemos nuestro recorrido histórico hasta los años treinta. Entones la creciente amenaza de una guerra en Europa atrajo el interés de los estrategas militares estadounidenses de nuevo hacia esta pequeña isla estratégicamente situada para proteger el Caribe y en especial el Canal de Panamá. La Marina decidió construir entonces una base naval lo suficientemente grande como para poder alojar su flota altántica así como la del Reino Unido en caso de que ésta cayese en manos de los alemanes.

Así comenzó uno de los eventos que ha marcado más profundamente la historia de Vieques y de sus residentes.La nueva base debía tener unas inmensas proporciones así que se decidió expropiar dos tercios de la superficie de la isla en dos sectores ubicados en cada extremo de la misma. Este proceso como muchas veces sucede con la intervención de nuevos mega proyectos en un area desfavorecida atrajo un sabor agridulce en la población viequense que posteriormente resultó ser devastador.
Por un lado la expropiación de tal cantidad de tierras supuso un duro golpe económico y moral para sus habitantes. La mayoría de las tierras expropiadas pertenecían a grandes terratenientes que mediante acuerdos informales permitían a numerosas familias asentarse en su propiedad, donde habían residido durante varias generaciones y donde habían establecido plantaciones y campos de cultivo. Así, a veces con tan sólo 24h de preaviso, la mayoría de los viequenses tuvieron que abandonar sus casas para reubicarse en el centro de a isla, perdiendo los tradicionales medios de subsistencia con los que contaban.Por otro lado la industria azucarera de la isla, principal fuente de empleo y dinero, estaba en pleno declive y la construcción de esta nueva base supuso la contratación de 1700 viequenses (además de 1000 trabajadores más de la Isla Grande) a los que se les pagaba un generoso sueldo para la época. Además se prometió a los isleños una gran cantidad de empleos y oportunidad de negocio más tarde con la llegada de miles de soldados.
Sin embargo a prosperidad que trajo la isla duró pocos años. El hecho de que el campo de batalla naval durante la II Guerra Mundial resultase ser el Pacífico en vez del Atlántico supuso un cambio radical en los planes de los estadounidenses. La construcción de la base naval se paralizó (tan solo queda hoy un solitario muelle de un kilometro y medio)
y en su lugar se decidió dedicar el terreno a un campo de prácticas para bombardeos, construyéndose una serie de bunkers para el almacenaje de armamento pesado. Así pues pronto las oportunidades de trabajo para los isleños se esfumaron y el Sueño Americano se convirtió en una pesadilla.
Los viequenses fueron privados en gran medida de sus tradicionales medios de subsistencia, como la pesca, la caza de cangrejos, así como el cultivo de frutales y la cria de animales; que se vieron seriamente afectadas por la limitación de el acceso a la tierra y la costa. Además, con menos de 300 soldados y unas instalaciones extremadamente limitadas las oportunidades de trabajo o de negocio fueron casi inexistentes.
Vieques se convirtió en un gran campo de tiro en el que ensayar nuevas y peligrosas armas como bombas de uranio empobrecido, agente naranja, napalm o bombas que creaban nueves de fibra de vidrio para confundir a los radares.
Esto ha supuesto que actualmente una gran parte de la isla esté contaminada y no sea de libre acceso, que en bellas zonas como la laguna Kiani el baño esté prohibido debido a los altos indices de toxicidad de sus aguas, y a que el índice de cancer en la isla sea un 27% mayor que en el resto del país.

Hacia de los años 60 se empieza a organizar un Comité en defensa de Vieques para articular el creciente movimiento de protesta contra las actividades del ejército Americano. La cofradía de Pescadores asume gran parte del liderazgo y
en 1978 consiguen paralizar unas maniobras militares en las que 2500 marines tenían previsto desembarcar. En una valiente maniobra las pequeñas embarcaciones de pescadores, armados de cables de acero, fueron inhabilitando una a una las hélices de las lanchas que debían desembarcar a los soldados.
Por supuesto a este evento le siguieron numerosos arrestos y una escalada del tono de las protestas.Otro capítulo en la lucha de los viequenses contra el ejército es lo que se ha venido a llamar la “batalla de Sun Bay”. En 1997 la presencia de buques holandeses y belgas en unas prácticas de tiro (que habian pagado importantes sumas para poder ellos también lanzar unas bombas) desencadenó la ira de los habitantes de la isla. Esa mañana se libró una batalla al estilo de las que vemos de Greenpeace contra buques balleneros en las que pequeñas embarcaciones de pescadores se enfrentaron a los inmensos buques de guerra holandeses y belgas. Los cañones de agua a presión y el lanzamiento de todo tipo de objetos a las pequeñas lanchas no impidieron que éstas consiguiesen pintar el casco de los buques borrando así su número identificativo, lo que las inhabilitaba para la participación en aquellas maniobras.

Pero fue en 1999 cuando un trágico evento conviritió la lucha de Vieques en una lucha a nivel estatal y de seguimiento internacional. Ese año un caza estadounidense erró el lanzamiento de una de las bombas que descargaba y mató a David Sanes, un guarda de seguridad local. Este hecho desata la furia de los isleños y de todos los puertorriqueños. Comienzan a llegar activistas de todo el país y surgen movimientos de apoyo en EE.UU. y la
tinoamérica. Manifestaciones se repiten en la isla y se instalan campamentos permanentes de protesta dentro y fuera del territorio de la base. Incluso en 2000 un activista cuelga durante varios minutos una pancarta de la Estatua de la Libertad en Nueva York exigiendo el fin de la ocupación y destacadas figuras como Hillary Clinton, el reverendo Jesse Jackson (cuya esposa es incluso arrestada en Vieques en el transcurso de una protesta) o el Dalai Lama piden el cese de los bombardeos.En 2000 el presidente Clinton declara que los bombardeos continuarán hasta 2003 a cambio de una “compensación” de $40mill, año en el que se prevé un referendum sobre la continuidad de la Marina en la isla a cambio de otros $50mill.
Esta sobervia propuesta provoca la ira de los viequenses y de todos los puertoriqueños puesto que el referendum no contemplaba la salida inmediata del ejército. La mayor manifestación en la historia de Puerto Rico tiene lugar contra el gobernador (lo que viene a ser el presidente del gobierno) por permitir el referendum, que finalmente nunca llegó a celebrarse. Ante tal avalancha de potestas el presidente Bush declara el fin de as operaciones y el cierre de las instalaciones en 2003. Los viequensesj habían vencido.

Pero la victoria no es completa todavía. La isla todavía esta llena de artillería sin detonar. La vegetación destruida durante años de bombardeos no ha sido restituida y los niveles de contaminación siguen siendo extramadamente altos. Incluso todavía existen embarcaciones undidas utilizadas como blancos de tiro que siguen contaminando las aguas. Hasta que todo esto no sea compensado, los habitantes de esta pequeña isla del Caribe no habrán recuperado su dignidad.
Mucha suerte.

Mikel

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