miércoles, 9 de junio de 2010

Un infierno llamado Edén

El otro día en Zacatecas fuimos a visitar la mina El Edén, localizada en el centro de la ciudad. Zacatecas fue uno de los centros mineros más importantes de la Nueva España y de ésta mina se sacaron durante siglos importantísimas cantidades de oro y en especial plata que sirvieron para mantener a la poderosa Corona Española y enriquecer a ricos aristócratas.

Aunque ya había visitado alguna mina antes, esta mina resulta muy particular por la antigua de la misma ya parece más un sistema de grutas subterráneas que un complejo de galerías y tiros bien apuntalados. La mina se empezó a explotar a finales del siglo XVI y por aquel entonces los métodos mineros eran muy diferentes a los actuales. La mina se sitúa en lo alto de un cerro y en su cima se encontraba su única entrada. El patrón de extracción era tan simple como seguir la veta del mineral hacia donde esta condujese por lo que si interior toma formas caprichosas. La piedra era de una gran dureza y muy compacta por lo que no era necesario el apuntalamiento más que dejar algunas vigas naturales en la inmensa veta que desciende de manera diagonal por el interior del cerro.

Sin embargo lo más increíble eran las condiciones de trabajo de los mineros de aquel entonces. Durante buena parte de los casi cuatrocientos años que ha estado activa esta mina (y que se calcula todavía alberga un 30% de su riqueza mineral) la principal mano de obra fueron indígenas a quienes durante mucho tiempo ni siquiera se les consideraba como seres humanos por lo que uno puede imaginarse que la ausencia de tecnología combinada con el desprecio hacia esta mano de obra convertían la minería en uno de las actividades más penosas y peligrosas de aquella época.

En la mina trabajaban unos 600 indígenas a la vez aunque la rotación era constante debido a que morían diariamente unos 5 mineros. Su esperanza de vida era de unos 30 o 35 años.Las jornadas de hasta 16 horas en la mina se realizaban en un aire estancado y a temperaturas de hasta 45 grados (no existía más que una entrada y no se querían abrir otras galerías de ventilación) por lo que los mineros trabajaban sin otra protección que un taparrabos. Su única iluminación eran unas velas de sebo y sus útiles de trabajo eran un maza y una barrena y la extrema dureza de la roca no les permitía avanzar más de 20cm diarios.

Para descender a la mina que cuenta con una profundidad de más de 500 metros se utilizaban un sistema de sogas y escaleras talladas en troncos (que contaban con minúsculas endiduras como escalones, lo que facilitaba las caídas), pero peor era la subida, ya que también debía utilizarse este entramado pero esta vez cargando a la espalda un fardo con hasta 80kg de roca picada. Así varias veces al día.

Desde niños los indígenas eran puestos a trabajar. Ellos eran los encargados de sacar en vejigas el agua que se filtraba por la roca y que continuamente iba inundando los niveles inferiores de la mina. Agua de color verdoso que además era tóxica debido a la alta concentración de cobre en la roca.

Trabajar en la mina suponía una sentencia de muerte segura ya que la gran mayoría moría aplastados por un derrumbamiento, en caídas o con los pulmones destrozados por la silicosis. Además eran alimentados con un puñado de grano lo que mermaba enormemente sus fuerzas y reflejos.

Sin embargo en contra de lo que se puede creer, los indígenas eran personas “libres” que buscaban pagar una deuda económica con sus empleadores-amos de igual modo que todavía sucede en numerosas partes del mundo. Es la esclavitud de la deuda. Los indígenas eran engañados para contraer una deuda con el dueño de la mina de modo que no le quedaba otro remedio que trabajar en ella para pagarla. Estos empleos eran muy mal pagados por lo que casi no daban para subsistir y mucho menos para pagar una duda que poco a poco iba aumentando debido a los intereses devengados. Así se generaba una deuda infinita que no sólo esclavizaba a quien la había contraído sino que era heredada por el hijo mayor que era obligado a trabajar también en la mina para pagarla.

Así perdieron la vida cientos de miles de indígenas en el "Nuevo Mundo". Todo en busca de metales como la plata y el oro que prácticamente no tienen ningún tipo de utilidad práctica.Minerales que suponen una destrucción ecológica sin igual (para la extracción de 1gr de oro es necesaria la extracción de una tonelada de roca y enormes cantidades de agua, mercurio o ácido sulfúrico son necesarias para su procesamiento posterior) y un sufrimiento humano altísimo (especialmente en países del tercer mundo donde las normas de seguridad y el trabajo dignamente remunerado son meras anécdotas) y que sin embargo seguimos demandando cada vez más. Su precio se ha duplicado en los últimos cuatro años y algunas minas abandonadas como la de Cerro de San Pedro en San Luis Potosí que ha sido motivo de una lucha por los derechos del agua en la zona se ha vuelto a ser explotada de nuevo. Todo para alimentar las ansias de acumulación de riqueza de unos pocos que guardan en cámaras acorazadas lingotes que valen millones, aunque realmente no valgan nada.


Mikel

P.D: Aquí podéis leer un informe de la OIT sobre el uso de niños en la minería

2 comentarios:

  1. Lo de niños en las minas continúa. Es lo que ocurre en las minas de coltán, eso que posibilita que nuestros móviles sean cada vez más pequeños.

    "Así perdieron la vida cientos de miles de indígenas en el Nuevo Mundo" - dejemos de hablar desde la perspectiva del colonizador. Or que nuevo mundo? El lenguaje crea el mundo.

    Lo mismo vale para "tercer mundo". Bajo qué criterio es el tercero? a la luz de qué mirada?

    R.B.

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  2. Tienes toda la razón con lo del Nuevo Mundo, que como podrás ver ahora se ha transformado en "Nuevo Mundo". Es dificil darse cuenta del significado que realmente enciarran algunos conceptos que tenemos tan asumidos. Así que rectifico y espero no volver a cometer el error. Y si así sucede espero que tu ojo vigilante me lo vuelva a corregir.

    Mikel

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