jueves, 18 de noviembre de 2010

Contrastes de Guatemala

El siguiente destino después de nuestros días en el lago Atitlán fue la bonita ciudad de Antigua Guatemala, llamada así porque durante muchos años fue la capital del Reino de Guatemala que comprendía a los actuales Estados de Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y el estado mexicano de Chiapas. A causa de dos graves terremotos en 1773 en los que la ciudad fue destruida se decidió trasladar la capital a un lugar más seguro, naciendo así la actual capital del país: Ciudad de Guatemala.

La belleza colonial de esta ciudad fue reconocida por la UNESCO al nombrarla Patrimonio cultural de la humanidad en 1979 y no es para menos ya que nos pareció quizás una de las ciudades coloniales más bonitas que hayamos visto. Además, en contraste con el resto de Guatemala, sus calles están limpias de basura, los coches casi no circulan por sus empedradas calles, los edificios están perfectamente restaurados y la publicidad muy limitada y discreta. También, a diferencia del resto de lugares que habíamos visto en Guatemala, la población indígena era muy reducida, y la opulencia mestiza muy visible.

Es una parada obligada para los turistas que llegan a Guatemala y nosotros no nos la queríamos perder. Otro de sus atractivos son los tres volcanes que la rodean (el volcán del Agua, el del Fuego y el Acatenango), pero sobre todo el volcán Pacaya, el cual se encuentra activo y que el pasado junio entró en erupción bloqueando gran parte de la región.

Nosotros sólo estuvimos un par de días, pero lo disfrutamos paseando por sus tranquilas y hermosas calles y gozando de esos pequeños lujos occidentales como tomar un expreso en un terraza con wi-fi. Estos breves placeres acabaron con un terrible y largo viaje de más de doce horas hasta Semuc Champey que nos devolvió a la otra realidad guatemalteca. Tres buses, un taxi, una furgoneta y una barca para recorrer unos 300 km. Todo un ejercicio de contorsionismo y paciencia.

Cuando llegamos a nuestro destino tardamos poco en irnos a dormir, al día siguiente nos esperaba un día de aventura. Nos levantamos temprano y nos fuimos a conocer las famosas pozas de Semuc Champey que en lengua maya local significa “Donde el río desaparece”. Esta maravilla es un puente de piedra natural de unos 300 metros bajo el que pasa el río Cahabón y sobre el cual se han formado una serie de pozas alimentadas por arroyos que bajan de las laderas y que adquieren preciosos colores según la época del año.

Lo primero que hicimos fue subir hasta un mirador donde pudimos apreciar la belleza de este monumento natural y luego bajamos hasta las pozas para bañarnos y saltar de una a otra como ranas. Después de un paseo por el parque llegamos al lugar de nuestra siguiente aventura: las cuevas de Ka'n Ba, donde nos adentramos en la total oscuridad de estas grutas armados tan sólo con una pequeña vela que no nos iluminaba más allá de nuestra mano. Siguiendo de cerca a Sebastián, nuestro guía, recorrimos los primeros 900m de este río subterráneo, descolgándonos por cuerdas, nadando con nuestra vela en la mano, y reptando por estrechas vías. Sin casco, casi sin luz y con un acondicionamiento de lo más precario, esta experiencia nos hizo descargar adrenalina y nos alegramos mucho cuando volvimos a ver la luz. Nuestro día de aventura acabó con unos cuantos saltos al río desde un enorme columpio y un placentero descenso del río en una cámara de camión.

Esa noche no había nadie en el hotel salvo nosotros, que nos fuimos pronto a dormir porque a las cinco de la mañana empezaba otro largo día de viaje con destino la ciudad de Flores, aunque todavía nos esperaba una última sorpresa: justo cuando nos acabábamos de dormir nos despertaron unos disparos de escopeta y al levantarnos vimos a uno de los chicos del hotel con una linterna entre la maleza gritando insultos a alguien. Y es que allí no se andan con chiquitas y cuando alguien se cuela en tu propiedad (posiblemente para robar algo en alguna habitación) no parece raro intentar darle caza como un conejo. Por suerte la noche no acabó en tragedia y todavía a la sombra de la noche pudimos emprender otro interminable viaje de más de 10h rumbo norte.

Palo y Mikel

P.D: Podéis ver más fotos de Antigua aquí y de Semuc Champey aquí

P.D: Los de la foto en la cueva no somos nosotros, así que no os molestéis en intentar reconocernos.

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