sábado, 24 de abril de 2010

Fronteras

Se acabó nuestro tiempo en Estados Unidos, ya que como europeos sólo podemos estar tres meses en calidad de turistas. Y supuestamente debemos sentirnos afortunados porque si nuestro pasaporte fuese de otro país la posibilidad de viajar de esta manera (es decir, sin necesidad de visado) habría sido más difícil o incluso imposible.

Reflexiono acerca de las fronteras, los visados, los países...y los movimientos de las personas entre ellos. A veces por placer, otras muchas por necesidad. La injusticia de que dependiendo de donde hayas nacido condicione tus posibilidades de moverte. Y no sé a que conclusión llegar, pero me vienen a la memoria frases del primer libro que me he leído en el viaje, el cual recomiendo a todo el mundo. Se llama “El mundo de ayer” y es la autobiografía de Stefan Zweig, un escritor austriaco judío que vivió las dos guerras mundiales y dadas las circunstancias tuvo que andar moviéndose de un lado para otro.

Os dejo con un par de reflexiones que encontré en sus páginas:

“Antes de 1914, el mundo pertenecía a todos los hombres. No se conocían permisos ni prohibiciones, se viajaba a India y a EE.UU sin poseer pasaporte ni haber visto jamás semejante instrumento. Se subía y se bajaba de los trenes y vapores sin preguntar ni ser preguntado; no había que rellenar uno solo de los centenares de formularios que hoy se exigen. No había autorizaciones, ni visados ni clase alguna de molestias. Las mismas fronteras que hoy los aduaneros, policías y gendarmes transforman, debido a la desconfianza patológica de todos contra todos, en un alambrado de púa, no significaban más que líneas simbólicas, que se cruzaban tan despreocupadas como el meridiano de Greenwich”

“Antes, el hombre sólo se componía de un alma y de un cuerpo. Hoy necesita, además, un pasaporte; de lo contrario, no se le trata como a un ser humano”

Palo

1 comentario:

  1. Es lo que tiene el mundo desarrollado, que es estúpido

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