martes, 13 de abril de 2010

Un mar a dos mil metros de altitud

Invitados por nuestra familia adoptiva durante estos días en la costa oeste marchamos rumbo norte al Lago Tahoe. Un espectacular lago de montaña situado entre California y Nevada en un entorno idílico. Era la primera vez que veíamos un lago de tales dimensiones rodeado de altos picos nevados.
Esta vez la suerte estuvo de nuestro lado respecto al tiempo puesto que este año había estado nevando hasta mediados de abril, justo los días previos a nuestra llegada. Pero los tres días que pasamos ahí tuvimos un sol radiante. De hecho el primer día acabamos con la cara abrasada por no habernos echado crema.
Como nuestro presupuesto no está diseñado para caros deportes como el esquí, decidimos probar nuevos deportes. El primer día nos alquilamos raquetas de nieve e hicimos una preciosa excursión por nieve totalmente virgen y por sitios donde no nos encontramos a nadie. La verdad es que la experiencia de las raquetas se la recomendamos a cualquiera.
El segundo día probamos el esquí de fondo. Nos fuimos a un bosque de la zona y derecha-izquierda, derecha-izquierda. Había muchísima nieve y no íbamos por pista la mayor parte del tiempo, así que la experiencia fue dura, sobre todo la subida. La bajada fue más divertida con unos cuantos culetazos incluidos. El tercer día todos se fueron a montar en moto de nieve y nos invitaron. Fue divertido aunque muy ruidoso. Nos quedamos con el silencio de nuestra excursión con raquetas.
Todo esto mezclado con tardes tranquilas de pelis, partidas de póker y baños calientes.
Fue nuestra primera experiencia intensa con la naturaleza en Estados Unidos y la verdad es que ya teníamos ganas después de tanta ciudad. Pero no iba a ser la única, ya que California nos deparaba muchas más...

Palo y Mikel

P.D. Podéis ver más fotos aquí

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