martes, 20 de abril de 2010

Un templo natural

Si ya teníamos claro que California es un estado de una gran belleza natural, nuestra visita de tres días al parque nacional de Yosemite terminó de confirmarlo.

Después de casi cinco horas de viaje por carretera llegamos al grandioso valle de Yosemite con sus increíbles formaciones de granito, sus cascadas y sus gigantescos árboles. Como uno de los padres de la ecología estadounidense lo describió, “ningún templo hecho por el hombre puede compararse con Yosemite”.

Yosemite es uno de los parques nacionales más importantes de todo EE.UU. Formado por la erosión de un glaciar hace millones de años, fue declarado parque nacional en 1890. Entre sus bellezas naturales se encuentra el famoso “El Capitán” la mayor formación monolítica de granito que existe cuya ascensión de 2307m. es el sueño dorado de todo escalador. Podéis contemplarlo a la izquierda de la foto que encabeza esta entrada.

Otro de los puntos más característicos del parque, que de hecho sirve de emblema, es el “Half Dome” (La media cúpula), un enorme pico de 2695m. que podéis ver al fondo de la foto.

Además, en esta época del año pudimos admirar las numerosas cascadas que salpican las laderas del valle haciendo la vista todavía más dramáticamente bella.

Por último, entre las maravillas que alberga están su flora y su fauna, con una gran colonia de osos negros que campan a sus anchas por el parque (nosotros tuvimos la suerte de ver dos) y una considerable cantidad de las escasas secuoyas gigantes, el organismo vivo más grande del mundo; al lado del cual nuestra mayor encina parece un seto de jardín. Algo indescriptible.

Una de las primeras cosas que hicimos fue contemplar la majestuosa vista del valle que ofrece el Inspirational Point, donde uno siente estar admirando la mayor obra de arte jamás creada. Podemos parecer un poco pedantes, pero es que de verdad que no tenemos palabras para describir lo impactante de este lugar.

Desde el primer momento teníamos claro que había que aprovechar lo más posible nuestra corta estancia en este lugar, así que nos fuimos pronto a la cama y al día siguiente nos levantamos pronto para hacer una extenuante marcha a lo alto de una catarata, donde pudimos comprobar que todavía quedaba muchísima nieve por esas cotas. Nos encantó volver a encontrarnos con esa reconfortante sensación de quién logra con gran esfuerzo físico subir a un pico y verse recompensado con sus increíbles vistas. Y aunque seguimos con agujetas, creemos que no estamos tan mal de forma como pensábamos.

Ese mismo día nos hicimos una corta excursión a un lago cercano en el que se reflejan los altos picos de roca desnuda. Aquí uno podía dejar correr la imaginación pensando en las comunidades de nativos que habitaban el valle y que antes de que llegaran los mineros europeos en busca de oro y hordas de turistas en busca de inspiración o una foto, vivían en armonía con la naturaleza de la cual formaban parte.

Después de tal tute y una ducha caliente, os podéis imaginar que nos fuimos a la cama bien temprano.

Al día siguiente tocaba otra excursión siguiendo el curso del río Merced a lo alto de otras dos cascadas. Una marcha que nos gustó mucho no solo por las vistas de la cima sino porque durante todo el camino las cascadas te refrescan con el agua que salpican en su caída. Arriba tuvimos que volver por donde habíamos venido ya que la nieve impedía el paso por el camino que habíamos seleccionado.

Y para decir adiós al parque esa tarde nos fuimos a ver una de las zonas donde crecen secuoyas gigantes, unos árboles mastodónticos mas altos que la Estatua de la Libertad y en los que algunos promotores de turismo en la zona llegaron a cortar túneles en su interior por que el podían circular los coches. Milenarios, reminiscencia de la época en la que los dinosaurios poblaban la tierra, este árbol sólo se encuentra en unos pocos puntos de la sierra de California y su ansia por conservarlos protegiéndolos de los incendios casi termina con ellos ya que se descubrió que necesitan incendios periódicos para poder reproducirse. Un ejemplo más de lo complicado y delicado del equilibrio natural.

Así se acababa nuestra visita a la Sierra Nevada californiana, sin duda el lugar más bonito en el que hemos estado desde que empezó nuestro viaje. Esperamos que no sea el último.

Paloma y Mikel


P.D: Podéis ver más fotos aquí

1 comentario:

  1. Es increible todo lo que nos estais enseñando, una maravilla.
    Un beso muy muy fuerte
    María(hermana)

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