miércoles, 30 de junio de 2010

El jardín del inglés

Imagina que vas por la selva y tras el denso follaje descubres unas escaleras de caracol. Cuando las subes encuentras un piso lleno de columnas que no sostienen nada y al final de las escaleras. Nada, tan solo la vista de la selva donde sobresalen varias enormes flores... de piedra.

Este lugar tan surreal existe, se encuentra cerca de Xilitla, en la Huasteca Potosina, y no es obra de un caprichoso sueño, sino de Edward James, aristócrata, poeta, mecenas y soñador; que encontró en esta pequeño rincón mexicano el lugar donde crear su espectacular jardín surrealista.

El señor James nació en 1907 en el seno de una familia aristócrata inglesa muy adinerada. Así que después de estudiar en Eton y Oxford Edward decidió que no quería trabajar, sino dedicarse a fomentar el arte, en especial una nueva corriente que le fascinaba, el surrealismo. ¿Y por qué no?, tras la muerte de sus dos padres, con 22 años Edward heredó una inmensa fortuna.

Empezó creando su propia editorial que promocionaba a emergentes poetas ingleses, pero tras un matrimonio fallido con una bailarina decidió dedicarse más de lleno al mecenazgo artístico. De este modo se introduce de lleno en la escena del surrealismo internacional, adquiriendo una importante colección de arte, llegando a convertirse en mecenas de artistas como Magritte o Dalí (apareciendo incluso retratado en dos obras del belga: prohibida su reproducción y el placer del principio). Financió también la publicación de la revista francesa Minotauro, exponente literario de la corriente artística surrealista. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial se traslada a Nueva York donde destaca por su excentricidad y sus aires afeminados (explicados quizá por su bisexualidad) y posteriormente a Los Ángeles, atraído por una corriente hinduista.

Pero es en 1940 cuando tiene la grandilocuente idea de crear un jardín del Edén. Así pues parte rumbo a México en busca del lugar adecuado para instalar su proyecto. Después años de búsqueda conoce Xilitla, una pequeña población en el corazón de la Sierra Madre Oriental donde le habían comentado que las orquídeas crecían silvestres. Así pues James adquiere 40 hectáreas de bosque tropical y con la ayuda de su guía, Plutarco Gastelum, crea un jardín de orquídeas donde campan a sus anchas magníficas aves, reptiles y hasta algunos felinos.

Pero en 1964 una helada mata todas las orquídeas y James sumido en la tristeza decide crear un jardín de flores que nunca perezcan, un jardín de piedra y de cemento que trascienda al tiempo y a los elementos. Así pues emprende de la mano de Plutarco, quien es su brazo derecho, director de obra y cuya familia considera su propia familia, la construcción de una serie de estructuras y esculturas surrealistas inspiradas en la naturaleza. A esto dedicará el resto de su vida hasta que fallece a en 1984. Una obra permanentemente inacabada en la que deja volar su imaginación que cuenta con 36 estructuras de cemento principalmente que se camuflan en lo frondoso de la selva conectadas por laberínticos caminos que muchas veces no llevan a ninguna parte. 5 millones de dólares invertidos en un sueño que ahora se desvanece lentamente en el corazón de la selva ya que la humedad y la falta de cuidados están destruyendo poco a poco esta maravilla artística concebida por una mente que parecía no entender de convencionalismos artísticos. La mente de una persona que vivió por y para el arte.



Mikel

1 comentario:

  1. Soy la Cris!!!

    Jolín. qué cantidad de maravillas estaréis visualizando por aquellos entornos...

    No me había metido hasta ahora en el blog.. es una pasada el artículo Mikel.. qué bien escribes joé!!!

    Pues nada...espero que os sonría siempre la vida...

    Mil besicos amores...

    ciao!!!

    ResponderEliminar