domingo, 20 de junio de 2010

En un lugar de México, de cuyo nombre no quiero acordarme... ¡Ah, si! Se llamaba Guanajuato

En Guanajuato comenzamos con mal pie porque la persona que nos iba a hospedar (un amigo de un amigo de San Luis Potosí) nos dejó plantados. Después de miles de llamadas desde que llegamos hasta las once de la noche no hubo respuesta y fue entonces cuando decidimos buscar el hostal más barato para pasar la noche. Pero la verdad que la tarde no estuvo mal. Aunque estábamos cargando con nuestras mochilas, lo pasamos bien en la plaza del teatro en la que hay mucha vida y más si trata de un sábado por la tarde. Sonaban los mariachis mientras las estudiantinas vendían boletos para las callejoneadas y un clown hacía reír a un grupo de personas sentadas en las escaleras. Porque Guanajuato tiene mucho encanto ibérico. Además de ser considerada la capital cervantina de América (varias estatuas dedicadas a Cervantes o El Quijote decoran sus calles, existe un centro de estudios cervantinos y hasta cuenta con un festival de artes así llamado que dura un mes), está llena de tunas, que aquí se llaman estudiantinas. Así que los fines de semana las plazas se llenan de tunos con sus bandurrias, sus panderetas y sus calzas negras liderando las callejoneadas, recorridos por las calles de la ciudad a ritmo del “clavelitos” mientras se reparte bebida en los porroncillos que todos los participantes llevan. Pero no os creáis, porque en México beber alcohol en la calle está prohibido y lo que reparten son zumos y refrescos.

En Guanajuato abundan los hostales por ser ciudad universitaria. Y el que encontramos no estuvo mal porque tenía una azotea estupenda que nos hizo empezar bien el día siguiente con un desayuno al aire libre con unas preciosas vistas de la ciudad. Mientras acabábamos nuestro té, escuchamos el sonido de unos tambores y decidimos salir a descubrir de donde venían. Cual fue nuestra sorpresa cuando nos encontramos a decenas de guerreros aztecas danzando al son de los tambores por la calles. Se trataba de una especie de procesión religiosa que no entendimos muy bien ya que también había grupos de niños medio uniformados tocando la corneta. Una mezcla singular que resultó bien bonita sobre todo por los espectaculares trajes y tocados llenos de plumas y color que llevaban l@s guerrer@s bailarines.
Después de estos bailes nos fuimos a la casa donde creció Diego de Rivera ahora convertida en museo en la que exponen varias de sus obras, como un curioso desnudo de Frida Kahlo. Aunque Frida y Diego se nos reservan para el DF donde están sus mejores obras. Luego nos fuimos a descubrir los lugares más característicos de la ciudad, como el estrecho callejón del beso donde cuenta la leyenda que dos amantes furtivos se besaban desde sus balcones a espaldas de sus familias. También subimos al mirador donde se encuentra el monumento al Pípila, un héroe local de la independencia. Visitamos la catedral, y aprovechando que llovía a cántaros nos fuimos a la universidad donde vimos una película italiana ya que había un ciclo de cine.
Otro de los lugares que nos gustó aunque no pudimos conocer su interior fue el Teatro Juárez. Construido en la época del porfiriato, cuenta con un estilo neoclásico muy característico de los numerosos edificios que mandó construir este dictador obsesionado con la arquitectura francesa.
El último día antes de emprender el camino de regreso a Guadalajara, nos fuimos a la Bocamina de San Ramón aunque bien podría llamarse el timo de San Ramón. Se trata de una bonita finca privada destinada a celebraciones donde se encuentra una de las entradas de las minas de Guanajuato. Después de que Mikel pagase la cara entrada ( Palo se negó porque le olía a chamusquina) la bocamina resultó ser un pequeño agujero y el museo cuatro vitrinas polvorientas y tres fotos medio rotas.
Así acabó este pequeño viaje dentro de nuestro viaje para descubrir estas emblemáticas ciudades de lo que se aquí se conoce como el centro colonial. Todas parecidas pero distintas, cada una con su encanto. Regresamos con ganas a Guadalajara para descansar y prepararnos para nuestro siguiente destino, la Huasteca Potosina, que nos deparaba grandes sorpresas.

Palo y Mikel

P.D: Podéis ver más fotos aquí

2 comentarios:

  1. Guanajuato es hermosísimo.

    Y las momias?

    R.B

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  2. Las momias son muy caras de ver, así que nos tuvimos que conformar con ver la peli de "El Santo contra las momias de Guanajuato". Jejeje

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